No se apaga el chip de la poesía. Se recibe o se descarta. Si se tiene, a esa, la palabra poesía, el ojo y la piel se maravillarán o sufrirán o llorarán ante los universos que perciben a diario. No se puede llegar a casa y quitarse el traje de la poesía para ser humano. Se es humano poeta, se es humano palabra, se es verso esperando a escribirse cuando algo de afuera o un espejo te clava la estaca y te quiebras dentro.