La celebración de la lluvia como objeto.
Como posibilidad de amar una ciudad,
Que no es la tuya.
Como consecuencia para mojarte
En el frío que las aves aman.
O del que huyen,
Pero en profunda calma
Para ver la lluvia,
Tan de cerca,
Sin el odio que requiere
Por tus pies mojados.
Como la noche tan mojada,
Tan perfecta y tan fría,
Como una farola en la autopista,
Instantáneamente muerta.
Como el hombre que te mira extrañado,
Por los dedos puestos
Sobre un bloc de notas en tu móvil,
Y tus ojos sobre la farola muerta.
Una mujer se detiene,
Y su cara brilla de pantalla,
Sus manos que le pertenecen
Sostienen “las hojas que caen”,
Mientras las lluvia, moja sus manos,
Mis manos, la farola,
Y las hojas blancas del libro
Que lleva a cuestas.