En el lado izquierdo de mi escritorio, yacen unas 25 libretas con días tristes. En un cubo de madera, se escriben solas las palabras que no se dicen cuando tuve ganas de llorar.
Pero también, está la vida.
Los días en que sólo pensé en trabajo. Y los días en que sólo pensé con la ansiedad de quien no puede dormir por estar ad portas de un viaje.
Cuando era niña quería ser actriz. De adolescente quise ser escritora. Hoy soy fotógrafa. Pero todos los días contemplo. Desde el silencio de mis días, o desde el ruido de mis noches. Desde los momentos, muchos, en los que viajo y conozco y vivo y entrevisto y recorro y retrato y recuerdo; todos los días me quedan horas para contemplar.
Aún no comprendo del todo cómo funcionan los teclados, ni entiendo cómo funciona internet. Pero creo saber cómo funcionan las cosas que se sienten en el alma. Y alguien muy sabio una vez me dijo, que no me preocupara por el cómo.
Así que este es mi 'qué'.
Mis múltiples formas de contemplar en un día a día para, como dijo Frida, encontrarme con ese otro extraño que también está sintiendo lo mismo que yo. En un día a día de vida, de encuentros, de fotos, de dibujos y sobretodo, de palabras.
Tengo muchos miedos. Pero sé que ser cursi, y sacar lo que se tiene bien adentro -escondido en la nostalgia, la melancolía y los sueños- no es uno de ellos.
Bienvenidos.
#CursileriaParaValientes